lunes, 11 de octubre de 2010

LA LABOR DOCENTE EN EL AREA RURAL

El desempeño docente en las áreas rurales de nuestra jurisdicción, esta signada por  las características demográficas y profesionales del magisterio y por las condiciones de trabajo y de vida de los docentes.
          Partimos por afirmar que los docentes y las docentes son los agentes centrales para el éxito de la escuela en el campo. Sin embargo, su ejercicio está librado exclusivamente a sus características personales, lo que hace evidente la necesidad de diseñar una estrategia que intervenga sobre la calidad profesional de los docentes y sobre sus condiciones actuales de trabajo para garantizar un mejor desempeño.
         El magisterio rural es mayoritariamente joven (menor de 35 años), y su permanencia en cada escuela depende de las características de la zona donde trabaja. En las comunidades de más difícil acceso de la sierra, la permanencia bordea los dos años en promedio, en las zonas mejor ubicadas, sin embargo, el tiempo que permanecen como docentes de una misma comunidad rural puede superar los diez años.

En cuanto a la formación académica, no obstante, independientemente del lugar en el que los profesores hayan estudiado o el grado que hayan alcanzado, se ha hecho evidente que su formación profesional no los habilita para el ejercicio de la docencia en escuelas rurales, tanto por la calidad y cantidad de la información que manejan como por las limitaciones metodológicas que manifiestan y muestran.
          La principal deficiencia metodológica es que la formación profesional no los capacita para la enseñanza en aulas multigrado. Ello resulta grave, dado que el manejo de aulas multigrado es la práctica diaria de todos los profesores de centros unidocentes, Por su parte, los docentes en ejercicio sostienen una demanda constante por diversos tipos de capacitaciones, y sus necesidades a este respecto  no han sido cubiertas en su totalidad hasta el momento. El transporte de los docentes a las escuelas rurales presenta diversas características según la región geográfica y la proximidad de las escuelas a los centros poblados. Las distancias y las características del transporte impactan de manera directa sobre la regularidad en la asistencia y la puntualidad del maestro en las comunidades.
          En lo que se refiere al lugar en el que viven mientras permanecen en las escuelas, lo común es que en las comunidades rurales no exista una vivienda adecuada para el docente. Éstos usan por lo general una habitación improvisada que no brinda las condiciones necesarias para el descanso reparador ni para el trabajo requerido fuera de las horas de clase.
Entre otras condiciones adversas para el trabajo del docente y que contribuyen a un generalizado sentimiento de desaliento, están la pobreza de las familias, el bajo nivel educativo y el sentimiento de soledad del docente en la tarea educativa. Este sentimiento se nutre de su dificultad para valorar el apoyo que reciben de los padres, que, pese a su bajo nivel educativo y sus limitaciones económicas, muestran interés por ayudar a la escuela.
          A esto se agrega un sentimiento generalizado de desconfianza hacia los organismos intermedios, con los que es frecuente una relación poco fluida. Esto obstaculiza mucho el funcionamiento eficiente del sistema.
Por todo lo anterior, para la gran mayoría de maestros la condición de docente rural es percibida como algo poco deseable, como una condición de la que, con escasas excepciones, siempre se tratará de salir.
          Pero hemos constatado que, cuando los docentes reciben atención, capacitación, materiales y acompañamiento a su labor, esto revierte de manera directa en una mayor motivación y entusiasmo, la mejor comprensión de las consecuencias de su trabajo, y un mínimo básico de recursos pedagógicos y personales que los motivan y les dan mayor seguridad en su labor.

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